Una pesadilla, un señor que me ama y la sombra
24 de diciembre. Acabo de despertarme. Lo primero que hago es sacar mi libreta y escribir mis sueños. Hoy he soñado algo en un entorno tropical, unas discusiones. Llanto. Mucho buscar algo que no aparece. Gente que me hace perder el tiempo. Un avión que trato de tomar y no logro porque la puerta por la que hay que entrar es tan diminuta que no quepo.
Me despierto. Respiro hondo -Ahhhhhhhh- exhalo por la boca. Me doy la vuelta. Qué agobio de cama. Es tal la incomodidad que tengo ahora mismo que la cama que siempre me pareció una nube hermosa donde descansar ahora mismo es un cesto de ropa sucia esperando en la esquina del baño. Vuelvo a dormir.
Llego al aeropuerto, y le digo mentalmente al señor que me pide el pasaporte “trátame como si fuera tu hija”. Entonces él me mira, me dice “te amo, todo va a ir bien, este viaje será fácil, te acompaño”.
Para mi sorpresa se levanta, factura mi maleta y me acompaña hasta la puerta de embarque ayudándome en todos los requerimientos.
Te amo, todo va a ir bien, este viaje será fácil. Te acompaño.
Me despierto.
Y pienso en cuántas veces hemos querido decir eso y no hemos podido.
Y en todas esas situaciones en que hubiéramos amado escuchar eso y no sucedió.
Algo dice “sombra”. ¿Sombra? “La Sombra”. Entonces se abre ante mí la carpeta de estudios y conocimientos de psicología y naturaleza psico·emocional. Se comienzan a proyectar en mi pantalla mental todas esas veces que me hablaron de la sombra. Vienen todos esos libros con los que estudié. Cursos. Sesiones, mentorías…
Me contaron que la sombra era la oscuridad de cada uno. Y me lo contaron desde un ángulo en el que era eso chungo que no te quedaba más remedio que aceptar que tenías. Era como si fuera algo de alguna forma cercano a una mierda que todos llevábamos en la cabeza.
Una mochila llena de piedras que te pesaba la existencia.
Un pulso a joderla. Y a joderle la Vida a todo aquel que entrara demasiado en tu intimidad.
Un rincón de ti donde la noche oscura del alma es eterna.
La cara oculta de la Luna.
Y recuerdo el día que una mentora me dijo “tener pareja significa aceptar y amar la sombra de tu par”. Y yo entendí que eso significaba amar el pulso a joderla que trajera dentro de sí. Entender que más allá de cómo intentara romper nuestra relación, yo debía ver cuánto me amaba.
Y bueno, pudo ser que sí. Pero ya no.
Hoy entiendo que lo de amar la sombra no va por ahí. Y que la sombra no es eso.
Hoy, al despertar, la información de los átomos que forman mis células se ha actualizado: he comprendido que la sombra no es un pulso a joderla y a joder sino esa herida donde duele por más tiempo que pase. Ese lugar de mi piel que tengo miedo a mostrar.
No es oscuridad porque sea malvada, es oscuridad porque no permito que entre la luz. Porque no lo muestro, porque no le da el aire. Porque temo que si abro las ventanas alguien desde fuera confirme que sí, que no hay dignidad en este espacio de mi Vida.
No es agujero negro porque se trague la bondad de lo que eres y te haga desaparecer, destruyendo la alegría de tus días. Sino porque por más amor que me des no me llega, se lo traga y lo convierte en vacío.
Supongo que la gloria de esto es que quien se hace cargo, quien se responsabiliza de su sombra, de su eterna herida, de su agujero negro, se vuelve un herido mágico. Un Quirón. O Kirón. O Chirón.
Ese eterno herido que aprendió a sanar todo tratando de curar su dolor. Y nunca pudo curarse, pero aprendió a curar todo a todos.
Quizás nosotros no vayamos a curar a nadie. Quizás nosotros no vayamos a ser una constelación. Quizás.
Pero cuando reconozco que mi sombra solo es sombra porque no la muestro… pasa que ya no entiendo los actos que causan dolor como sombra sino como elección.
La sombra solo es eso que requiere de amorcito. No un pulso al daño.
La sombra es donde a mí me duele. Que sí, que a veces hace que te empuje porque no quiero que la veas. Pero… No. Consciente o inconsciente, la acción que nace para PROTEGER (que no desde) la sombra, es elección.
Y yo… bueno me confieso. Estoy cansada.
Estoy cansada de accionar para proteger la sombra.
Estoy cansada de personas que protegen su sombra.
Las elecciones que duelen, yo ya no las quiero más. No las elijo. No las permito. Bueno sí, si las permito. Pero lejos. Fuera del kilómetro a la redonda que afecta a mi hermosa vida.
Si la sombra es una excusa para hacer daño, no la quiero. Si la sombra es una excusa para ser borde, vete fuera. Si la sombra es un método de control, no me interesa. Si la sombra no es simple y llánamente una confesión sincera, una apertura, para que entre y pueda darte luz y calor… no. No me interesa.
Cuéntame tu sombra. Ábreme las puertas, déjame pasar. Vamos a darle luz juntos a esta casa. Vamos a comprarle muebles nuevos a la sala. Pongamos alfombras y mantas que den calor. Y si se las traga el agujero negro, compramos más. O quizás aprendamos a tejer con la materia gris que lo conforma. Quizás la manta más calentita sea la tejida con agujero negro.
Quizás el terreno más grande donde construir nuestro hotel sea en la cara oculta de la luna.
Y puede que nunca sonara una música más bella que la que escribimos bajo la eternidad de la noche más oscura del alma.
Hoy me animo a a reescribir el concepto de sombra.
No, no voy a jugar con personas cuya relación con su sombra les anima a herirme. Sí, si voy a jugar con personas cuya madurez les lleve a mostrarme su sombra y a testear nuestra relación pronunciando la palabras en carne viva: aquí me duele, ¿vas a amar este dolor?
Hoy me he dado cuenta de que esta es la única forma de confiar en alguien. Mostrando las caras ocultas y viendo cómo accionan desde que las conocen.
Y no, no es manipulación. No es control. Es construcción. Quizás y simplemente, alguien que no ama tu dolor no tiene ganas de jugar contigo. Y qué hermoso saber que el mundo está tan lleno de personas que sí tienen ganas de jugar a amar tu dolor, que no hace falta que te quedes con quien no hace oro con tu oscuridad.
Por mi parte,
un abrazo y un beso.
Rosa.
Recuerda que este año 2024 vamos a decir sí a mí en todos los ámbitos de nuestra Vida, vamos a reconocer todas nuestras verdades y a meditar y disfrutar de existir en EL HOTEL. Si quieres saber más escribe un mail a florecerdesdedentro@gmail.com o escríbeme por Instagram ya sabes donde.
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